Wednesday, June 29, 2005

El torso de Adele Posted by Hello

Adele, reina de la farándula

Hace quince días aproximadamente, una nueva figura femenina irrumpió en las portadas de los matutinos nacionales con bombos y platillos. Sin mucho que hablar, pero con un cuerpo firme y "hecho a mano" Adele hizo su breve pero contundente entrada triunfal en los noticieros, programas radiales, diarios y cualquier conversación familiar de domingo tipo cuatro de la tarde.

¿Quién es esta recién llegada?. Adele (asi con la E bien pronunciada, como la "bautizó" en televisión un funcionario de investigaciones) que, como toda figura del jet set nacional que se precie de tal, se hizo conocida a través de un escándalo.

Fue cuasi secuestrada por un período poco más largo que un suspiro, causando conmoción, pánico y una palidez impactante entre quienes la hospedaban durante su visita a Chile. En un abrir y cerrar de ojos un héroe la encontró sana y salva, y en un extraño giro de la historia, terminó siendo que el hombre era realmente su captor.

Desde las teleseries de Grecia Colmenares que no se veía tanta maraña junta (y de forma tan pública) . El afiebrado, flacuchento y algo cleptómano Batman criollo, tras capturarla (y aparecer la noticia hasta en los diarios de vida) se sintió corroído por la culpa, apresuradamente inventó una excusa inverosímil y dejó en libertad a la sufrida Adele.

Por culpa de esta fémina, Milan Ivelic se auto-mechoneó incontables noches, el gobierno francés acabó con la reserva mundial de Panadol y el Consejo Nacional de la Cultura pidió la construcción de una mesa gigante para meterse debajo y esconder su verguenza para siempre, al tiempo que hasta el barrendero contaba cuando le robaron su monito de plasticina en el kinder...

Asi Adele pasó de ser una figura importante a protagonista de primera línea, llegando a ocupar brevemente esos espacios donde tradicionalmente sólo algunas divas del solarium como Daniella y Carlita pueden reinar.

Las Ultimas, La Cuarta, El Mercurio...Todos se peleaban por una foto de Adele, todos querían saber si gozaba de buena salud, si estaba en estado de shock, sus admiradores eran entrevistados en todas partes y todo el mundo tenía algún comentario que hacer sobre el caso de la señorita A.

Nadie preguntaba por los detalles ardientes de "El beso", ni por las polémicas dudas de "El pensador"...sólo existía ella, la codiciada mujer por la que un país entero se sentía avergonzado y tercermundista.

El fin de semana del retorno de Adele, cerca de 12 mil vistitantes quisieron estar a su lado en el Museo Nacional de Bellas Artes, pero pese a las buenas intenciones, aparentemente ninguno había leído el diario cuidadosamente: la belleza gala estaba en período de observación para corroborar que no hubiera sufrido ningún daño después de los impactantes incidentes.

Y todo pasó. En algunos días, los medios olvidaron a Adele (tal como pasó antes con Denisse, Karen y hasta el mismísimo Maluenda). Pero, pese a su breve reinado, la francesita hija de Rodin sigue en los corazones de aquellos que, aunque saben que ya no se la puede ver, siguen visitando a sus colegas para vislumbrar algo más sobre esta mujer que sin duda, es más que sólo un cuerpo bonito.

Auguste Rodin, Retrospectiva: 62 esculturas, 30 dibujos y 28 fotografías de la colección del Museo Rodin de París. Hasta el 07 de agosto en el Museo de Bellas Artes.

Wednesday, June 08, 2005

Michael Buble Posted by Hello

It's Time: La reencarnación del ring-a-ding kid

Hace aproximadamente un mes me encontré, mientras hacia mi habitual tour televisivo, con un hombre joven vestido de traje oscuro y corbata desanudada que sobre un escenario desconocido cantaba, “For once in my life” de Frank Sinatra. Todo al más puro estilo “Rat Pack”.

Yo me morí...

O lo que es lo mismo, interrumpí mi sagrado zapping para ver el final de este especial y poder descubrir la identidad de ese tipo, que para alguien tan extremadamente anacrónico como yo, es lo más cercano a un espejismo que se puede encontrar.

Y lo descubrí. Este canadiense de casi treinta años es Michael Bublé, un hombre que ha acumulado discos de oro y platino alrededor de todo el mundo al reeditar los éxitos de íconos musicales como Ray Charles, Frank Sinatra y Marvin Gaye. Por ejemplo, la edición especial de su tercer disco “It’s time” (que llegó a mis manos a velocidad crucero) incluye canciones como “I’ve got you under my skin”, “Mack the knife”, “Dream a little dream” , “Can’t buy me love” y “Quando, quando, quando” (si, la misma del comercial de Heineken, para los que no saben de música pero si de cerveza).

Pero ¿qué distingue a este disco y sus dos antecesores (Michael Bublé y Totally Bublé) de cualquier otro conjunto de covers?.

La pregunta dio mil vueltas en mi cabeza y por todos los caminos, siempre llegué a lo mismo: la atmósfera.

Bublé no presenta un remix electrónico de canciones antiguas ni versiones reggaeton de viejas melodías, sino que intenta mantenerse fiel a la esencia, al espíritu de las canciones que interpreta. En pocas palabras, trata de ser más papista que el Papa y lo hace sin ningún asco, mientras trae de vuelta al presente la mítica figura del “ring-a-ding kid”. De hecho, sin ninguna vergüenza ni falsa modestia, en su página web aparece una declaración que dice más o menos así: “Nuestras abuelas tuvieron a La Voz. Nuestras madres a El Rey. Ahora ha llegado Michael Bublé...”

¿Será para tanto? En realidad si. El hombre tiene un repertorio vocal bastante amplio, que puede ir desde un tono similar al de Bono, en el comienzo de “Feeling Good” hasta el sonsonete de baladista pop tipo Ronan Keating, en “Home”, esto pasando por el parecido técnico innegable del fraseo de Bublé en algunas canciones que nos transporta automáticamente a los años treinta y cuarenta, cuando intérpretes como Nat King Cole y Bing Crosby forjaron clásicos inolvidables como “L-O-V-E”, “Guilty” y “White Christmas” por nombrar algunas.

De algún modo, Bublé ha llegado para inyectar nuevo aire en los clásicos del swing. Sabe crear ambiente y parece estar muy conciente que es en ese punto donde su actuación se diferencia de cualquier otro tipo de tributo. El cantante supo entrar en la cabeza de aquellos auditores que adoran este tipo de música, pero que también añoran algo nuevo dentro de ese marco ya establecido.

Su interpretación, sin importar si es en solitario o junto a Nelly Furtado, apela a las noches de cenas y glamour, a los tragos en el Copacabana, el martini, los bronces de las orquestas, las estolas de piel y los labios rojos, las guayaberas en Acapulco, el acento de Desi Arnaz, las boquillas, los sombreros y el smoking. En su música hay algo de esos clubes clandestinos, donde Tom y Dickie en la película “El talentoso Señor Ripley” cantan “Tu vuo fal americano” de Adriano Celentano y saludan con una familiaridad única al pianista negro que sujeta un cigarrillo humeante en la comisura sus labios.

Mucho de eso hay en este disco y en los anteriores también, a diferencia de “Swing while you are winning” de Robbie Williams, por ejemplo, que pese a una espectacular interpretación de “They can’t take that away from me” junto a Rupert Everett, no pasó de ser una gran anécdota en la vida musical del cantante. Bublé en cambio personifica un tributo a todo el ambiente en torno al “ring-a-ding kid”, este personaje extremadamente masculino, amigo de sus amigos, bueno para la juerga, cosmopolita y que exuda estilo, más en el fondo es un hombre que ha sufrido y que siempre-siempre irá por el corazón de la chica, cueste lo que cueste. Y se lo ganará.

Es en cierto modo un personaje similar a la figura del héroe romántico que describe Isaiah Berlin en su libro “Las raíces del romanticismo”, alguien que es tomado por “un rebelde satánico, pero también tiene el corazón de un nativo no corrompido y la vaguedad inconclusa y misteriosa del esbozo”. Es el hombre-hombre, conflictuado, escindido, ese que todavía no ha incorporado su lado femenino, aquel que nunca mudará a una guagua ni lavará un plato, pero que no dudará en ir a zurrarle a aquel que le faltó el respeto a su mujer, hermana, prima, amiga... Una figura masculina, que en su forma más caricaturesca es Sonny Corleone de “El padrino”. Aquel que hace verdad el lema de “En el fondo los americanos son dulces”.

Si, ese del que las mujeres se quejan que no hace el aseo de la casa ni las compras del supermercado, pero que les gustaría que les abriera la puerta del auto...En fin, mejor volver a Bublé.

It’s time incluye también una sorpresa: la primera canción compuesta por el canadiense. “Home”, pese a ser bastante más pop que el resto del disco, no se salva de aquella nostalgia “a la antigua” que poseen las otras pistas. Su letra lleva irremediablemente a acordarse de ese clásico ochentero llamado “Right here waiting” de Richard Marx (aunque con un corte de pelo menos chocopandero). Como la distancia separa a dos amantes que, pese a todo, continúan unidos con el amor como bandera....snif, nada cebolla sino romántico hasta decir basta...


De hecho me parece que cuando la princesa de la boca de fresa estaba con el ánimo por el suelo persiguiendo “la libélula vaga de una vaga ilusión” y el hada madrina le decía todos los días “ en caballo con alas hacia acá se encamina, en el cinto la espada y en la mano el azor, el feliz caballero que te adora sin verte...” alguien en el fondo cantaba: “And I know just why you couldnt come along with me, this was not your dream... but you always belive in me...”.

Por lo menos eso me contaron...snif!